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Transformación Digital en las Cooperativas de Ahorro y Crédito: Un Imperativo para el Futuro

Bebé sobre una alfombra, frente a un computador portátil. Título del artículo

Héctor Ríos, Consultor en Tecnologías de la Información y Ciberseguridad – Sector Cooperativo

¿Puede el modelo cooperativo sobrevivir en una economía cada vez más digital?

La transformación digital, lejos de ser una tendencia pasajera, se ha convertido en una condición para la supervivencia del sector.

Sin embargo, en el ámbito cooperativo, este concepto sigue siendo, en muchos casos, percibido como una iniciativa exclusiva de grandes instituciones, bancos o fintechs. Esta visión es no sólo reducida, sino también peligrosa. Desde mi experiencia como consultor en el sector, lo afirmó con claridad: la transformación digital no es una opción, es un imperativo estratégico. No solo para competir, sino para mantener vigente nuestro propósito social en un entorno profundamente transformado por la tecnología.

¿Qué significa realmente transformarse digitalmente?

En el contexto cooperativo, hablar de transformación digital va mucho más allá de incorporar nuevas herramientas. Implica repensar de manera integral cómo operamos, cómo entregamos valor a nuestros socios y cómo respondemos a un entorno financiero en constante evolución.

Transformarse digitalmente es integrar tecnologías como la automatización, la inteligencia artificial, los servicios en la nube o las plataformas móviles, de forma estratégica y sostenible. Pero también es —y quizás sobre todo— una transformación cultural: adoptar una mentalidad ágil, innovadora y centrada en las personas, que valore el aprendizaje continuo y fomente la colaboración.

¿Por qué es vital para la sostenibilidad del modelo cooperativo?

Las cooperativas nacieron como una respuesta local y solidaria frente a necesidades financieras concretas. Pero hoy, sus desafíos son globales. Ya no compiten solo con bancos tradicionales, sino con startups tecnológicas que otorgan créditos en minutos, plataformas que operan las 24 horas y aplicaciones que ofrecen experiencias hiperpersonalizadas.

Insistir en plataformas obsoletas, mantener procesos manuales y limitar los canales de atención no solo reduce la eficiencia operativa, sino que amenaza directamente la relevancia del modelo cooperativo en la economía digital. La transformación digital es, entonces, una vía para asegurar nuestra permanencia y pertinencia en el tiempo.

¿Qué ganan las cooperativas al transformarse digitalmente?

  1. Automatización para liberar capacidades estratégicas

 La digitalización de tareas repetitivas —como conciliaciones bancarias, emisión de cartolas o generación de reportes— permite reducir errores operativos, optimizar recursos y liberar al equipo para que se enfoque en actividades de mayor valor agregado. Esto fortalece la eficiencia interna y mejora la toma de decisiones..

  1. Mejor la atención de los Socios 

Chatbots, apps móviles, portales de autogestión, múltiples medios de recaudación y sistemas CRM permiten entregar una atención más ágil, personalizada y disponible 24/7. Así se eleva la satisfacción del socio, se mejora su fidelización y se descongestiona los canales tradicionales, optimizando el uso de recursos institucionales.

  1. Expansión geográfica sin barreras físicas

Ya no es necesario contar con una sucursal en cada comuna. Los canales digitales amplían la cobertura territorial, llegando a zonas rurales o de difícil acceso. Esto promueve una inclusión financiera efectiva y refuerza el rol social de la cooperativa, eliminando barreras de tiempo, movilidad y costo.

  1. Innovación en productos y servicios

La tecnología abre la puerta al desarrollo de soluciones más flexibles y personalizadas: microcréditos instantáneos, ahorro digital, plataformas de educación financiera, entre otros. Esta capacidad de adaptación permite responder (e incluso anticiparse) a las necesidades reales de los socios, generando valor sostenible y fortaleciendo la competitividad.

Transformación digital: camino hacia la eficiencia y sostenibilidad

Una cooperativa que avanza de forma integral en sus procesos de digitalización se vuelve más eficiente, resiliente y competitiva. La reducción de costos operativos, la mejora en tiempos de respuesta y el uso de datos precisos para tomar decisiones estratégicas refuerzan su sostenibilidad y capacidad de adaptación frente a contextos cambiantes.

Ahora bien, cuidado: adquirir una aplicación, modernizar un sitio web o implementar un CRM no equivale, por sí solo, a llevar a cabo una verdadera transformación digital.

Para que esta sea real y efectiva, se requiere una estrategia clara, liderazgo comprometido, equipos alineados y una visión de largo plazo que vincule la tecnología con los principios cooperativos y el valor que queremos entregar a nuestros socios.

Ciberseguridad: una condición esencial del proceso

No podemos hablar de digitalización sin abordar la seguridad. Cada avance tecnológico debe ir acompañado de una estrategia sólida de ciberseguridad y protección de datos. La confianza y reputación de nuestros socios son activos invaluables, y no podemos ponerlos en riesgo por brechas de seguridad, errores involuntarios o falta de inversión en este ámbito.

Es fundamental capacitar y concientizar permanentemente a nuestros colaboradores, adoptar buenas prácticas, cumplir con la normativa vigente y adherir a estándares internacionales reconocidos como ISO 27001, NIST o CIS, entre otros.

¿Estamos realmente preparados para este salto?

Ha llegado la hora de abandonar la visión de que la transformación digital es tarea exclusiva del área de TI. Este proceso debe ser liderado por toda la organización, desde el consejo de administración hasta cada colaborador.

En este camino, lo más importante siguen siendo las personas. Hay quienes se sienten superados por la velocidad del cambio tecnológico. ¿Cómo los acompañamos? ¿Cómo garantizamos que nadie quede fuera del proceso?

Por eso, invito a todos los actores del mundo cooperativo chileno a abrir un debate honesto, inclusivo y constructivo. Uno que nos permita avanzar en una transformación digital verdaderamente humana, estratégica y sostenible.

Y ahora, la pregunta clave:

¿Qué estamos haciendo hoy para digitalizar nuestra cooperativa?

¿Estamos invirtiendo lo suficiente —en tiempo, presupuesto y talento— para prepararnos adecuadamente?

La transformación digital no es el futuro. Es el presente. Y quienes no den este paso corren el riesgo de quedarse atrás, perdiendo competitividad y desconectándose de las nuevas generaciones.

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