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Abstracción Financiera: Monopoly versus el dinero real

Abstracción Financiera: Monopoly versus el dinero real

Por Natalia Acevedo, Subgerente de marketing y comunicaciones.

Cuando nos llegan “Ideas que valen la pena difundir” ¿por qué contenerse?

Hace unos días escuché la charla TED Lo que jugar al Monopoly con dinero real me enseñó sobre mis hijos y la humanidad, de Adán Carroll, en la cual, a través de una anécdota familiar plantea el concepto de Abstracción Financiera, el que se explica como el fenómeno que ocurre cuando el dinero se vuelve menos tangible, y por tanto, más abstracto, modificando el modo en que interactuamos con él. 

Algunos ejemplos de abstracción financiera son la transición del efectivo, que es muy concreto, material, al manejarlo en una cuenta bancaria visualizándolo como débito, crédito, moviéndolo en transferencias electrónicas e incluso las criptomonedas, que tienen un grado de abstracción cada vez mayor. 

La idea central que plantea Carroll es:  “El dinero es una ilusión pero tiene consecuencias reales”, poniendo énfasis en la importancia que tiene la tangibilización de éste en la educación financiera de los niños y niñas.

Recuerdo que, de niña, alguna vez tuve un billete de 10.000 pesos; me acuerdo patentemente de la sensación de cuidado que me provocaba. Postergaba a toda costa pagar con él, porque sabía que si lo «sencillaba» se iba a diluir y lo gastaría rápidamente.

Hoy, por el contrario, cuando pasamos la tarjeta por 500 pesos o por 15mil (por decir cualquier número), no percibimos la diferencia, se siente igual, no hay real conciencia del desprendimiento de algo en la transacción.

Escuchar el concepto de abstracción financiera me permitió reflexionar sobre lo importante que es nuestra reeducación como adultos, volver a sensibilizarnos con la materialidad del dinero. No se trata de abandonar las plataformas digitales, ya que efectivamente es seguro mantener el dinero en el banco. Sin embargo, tal vez realizar ciertas compras, como los gastos destinados a placeres, los cafés de la mañana o los «gastos hormiga», pagando con dinero físico, nos permitiría dimensionar cuánto estamos gastando realmente y revalorizarlo.

¿Qué tal probar? Si estamos en procesos de orden financiero y de ajustar la línea de gasto a nuestras capacidades de pago, destinar un monto y utilizarlo en efectivo podría ser una prueba interesante. Quizás así podríamos evitar excedernos del presupuesto sin darnos cuenta.

Este sencillo acto de conciencia financiera podría ser el primer paso para construir una relación más sana con el dinero, donde recuperemos el control.

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